Transición en la educación y cambios en las personas.

martes, febrero 19, 2013

Un breve recorrido por la Educación.

Actualmente se habla de fracaso escolar. Se habla de un sistema poco coherente con los aprendizajes que se imparten, de una educación no correspondida con el nivel de formación de aquellos que nos hacemos llamar docentes, de poca colaboración entre las familias, de escasez de recursos materiales y humanos.

A esto me remito y hago un pequeño resumen de mi paso por la escuela. 

Cuando por entonces cursaba la Educación primaria, ya ha pasado muchos años,  me gustaba cómo mis profesores me obligaban a aprender los contenidos de asignaturas. He de reconocer que la disciplina de antes era muy dura. Aún recuerdo cuando nos clasificaban por niveles de inteligencia. Sí, yo estaba donde los torpes según ellos, claro mientras que los más listos procedentes de familias acomodadas se mantenían en las mejores aulas, nosotros recibíamos palmetazos por cada error. Todavía recuerdo las mañanas en que pasaban lista para preguntar un tema. Nos agachábamos con la cabeza con miedo por temor a que nos hiciera hacer el ridículo.

Pese a ello, he de reconocer que mis días ahí fueron muy positivos por los conocimientos que adquirí.


Luego con el cambio al instituto me encontré con un mundo de independencia. Aunque tenía mis dudas por como daban las clases los profesores, siempre supe que dentro de la docencia había buenos y malos maestros/as.Salí de ahí con muchas carencias y lagunas cognoscitivas. El método de aprendizajes que trabajaron era memorístico. Un aprendizaje que por mucho que pasara el tiempo olvidaba con cierta facilidad. Sin embargo hubo otros que me enseñaron a amar la asignatura. De esto podría estar toda la noche, pero no es cuestión.



Y mi salto a la universidad, no sin antes haber sido sometido a una evaluación de orientación profesional. Sí porque quise conocer qué podría estudiar de acuerdo a mi personalidad. Encontré que enfermería me conmovía, sin embargo no tenía la nota suficiente para acceder. Luego estaba psicología y maestro de Educación Especial. Esta última carrera fue la que me incitó más interés, me decliné más porque quise darme la oportunidad de demostrarle a esos maestros que por goleo excojierón la carrera, que para enseñar hay que tener dotes y vocación. 



Aún recuerdo un profesor de Lengua Castellana, que me intentó convencer que no merecía esforzarme por seguir en el instituto. Que debería tomar otro camino. Que mi nivel intelectual no estaba para el exigido por su clase. Lástima de él por no decirle en su cara lo más profesor que es y  porque ahora  hoy soy docente, tengo aprobadas varias oposiciones y encima con la carrera de Psicología a terminar por la UNED.

Creo que su evaluación sobre mi nivel no fue más que una frustración de descarga  personal por el mal día que tuvo. Esto y muchas otras cosas son una de las razones por la que un alumno/a puede dejar de seguir estudiando. Debemos tener vocación y amar lo que hacemos. ¿ Es tan difícil saber elegir lo que uno quiere?


En base a todo lo dicho anteriormente, me remito a los hechos de un testimonio de un profesor de universidad que hizo eco de lo alarmante del sistema educativo y de cómo se trabajaba con los alumnos/as. 
Esto da respuesta una vez más a que uno de los errores que podemos cometer los docentes es impartir clases de manera metódica sin hacer que los contenidos cobren realidad en el contexto. Creo que podríamos cambiar el sistema si lo que hacemos lo trabajamos con intención, constancia, empatia, amor.


Esto que os pongo a continuación, no tiene desperdicio y creo que todos/as podemos extraer de aquí algo positivo. Es más yo puedo sacar de ahí, que para que un aprendizaje sea efectivo primero te tiene que gustar lo que haces, y en segundo lugar llevar a la práctica el llamado efecto pigmalión, algo obsoleto para quienes lo consideren pero una gran realidad. Esto son las razones que me impulsan a seguir luchando por mi sueño y demostrarme que podemos cambiar la educación si trabajamos en equipo y con inspiración de progreso y cambios.





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